No se me ha ocurrido otra fórmula para intentar explicar la enorme distancia que hay entre los objetivos, promesas, compromisos y responsabilidades exigibles y los logros conseguidos por nuestros políticos, tanto en el ámbito valenciano, PP, como en el nacional, PSOE. En ambos casos los gobernantes llevan varias legislaturas al cargo de las administraciones, por lo que no pueden culpar de la situación a sus antecesores.
La evolución de los datos económicos en la última década muestran la incapacidad en la gestión, la imprevisión, la nula capacidad para la innovación e inversión en alternativas de futuro, la terca insistencia en un modelo de crecimiento absurdo basado en un mercado tremendamente finito y depredador de recursos como la construcción y, pasados los momentos de bonanza, la contumaz ceguera ante los evidentes signos de agotamiento del modelo y un obstinado y enfermizo optimismo que imposibilitó una oportuna reacción.