lunes, 18 de julio de 2011

FELIZ 18 DE JULIO, BORBONES.

Hoy se cumplen setenta y cinco años desde que el alzamiento del general Franco se produjese. Aquel lamentable acontecimiento que termino con la incipiente II República Española aun pesa como una losa en nuestro país.

Cierto es que desde la muerte la del dictador han pasado ya unos cuantos años, treinta y cinco y olé, pero su larga sombra aun se cierne sobre los españoles.

Muchos argumentarán que la dictadura quedó atrás, es posible, que la transición nos condujo a la democracia, quizá, pero lo que es innegable es que el jefe del estado sigue siendo aquel que el dictador designó, Juan Carlos de Borbón.

Seguirán surgiendo las habituales voces diciendo que la monarquía parlamentaria fue la formula que los españoles nos dimos cuando aprobamos la Constitución, cierto. Pero de aquello ya hace mucho tiempo, las circunstancias que concurrían en aquel momento distaban mucho de poder ser calificadas de "normalidad democrática", el temor a perder el tren de la "democracia" que había llegado al andén y que no sabíamos si iba a volver a pasar era un elemento condicionante de primera magnitud, no olvidemos que las instituciones, ejército, poder judicial, incluso gran parte del legislativo, seguían regidas por los mismos personajes que durante el franquismo, por lo que la vuelta atrás era una posibilidad más que real.

Muerto el dictador no se tuvo el coraje para restituir la República, forma de gobierno que el pueblo se dio en su momento y que Franco aniquiló con el alzamiento, por contra, se decidió mantener como jefe del estado a su delfín, al heredero que él designó, a alguien que en su momento juró los principios básicos del movimiento, Juan Carlos de Borbón.


Sería un acto de responsabilidad, patriotismo y ciudadanía que desde la misma Casa Real surgiese una iniciativa, a modo de referéndum, para legitimar su situación al frente de la Jefatura del Estado. Pienso que, fuese el que fuese el resultado, la credibilidad de nuestra democracia y de los Borbones, así como la consistencia del concepto de Estado, se verían reforzadas de un modo extraordinario, siendo un gran paso para poder afrontar el durísimo panorama que tenemos ante nosotros.

De no hacerlo así, tendremos que seguir asumiendo que el juramento que hizo Juan Carlos de los principios básicos de movimiento sigue en pié y que además, como demostró no hace mucho tiempo su hijo Felipe, se perpetúa en la línea de sucesión. 



Por desgracia está monarquía supone, por  quien la designó, el recuerdo constante de tan infausto acontecimiento. Feliz 18 de Julio, Borbones.

Salud y república, amigos.

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