Existe el mito de que los lemmings se suicidan en masa como parte de un mecanismo de autorregulación de la naturaleza. Sin embargo, semejante cosa no está científicamente demostrada y se considera que dichas muertes se producen por accidente, debido a la impronta genética que posee este roedor y que determina su sentido de la orientación durante las migraciones. Su instinto biológico le induce a desplazarse invariablemente en una dirección o ruta concreta, que es independiente de los cambios topológicos y climáticos que se puedan producir en su ecosistema de forma natural o por la mano del hombre. Esto provoca a veces situaciones en las cuales los grupos de lemmings se precipitan invariablemente hacia un río, un despeñadero o cualquier otro accidente sobre el terreno.
Existen estudios donde se señala que las ratas que logran aprender el recorrido de un laberinto se lo transmiten a sus crías, las que recorren el laberinto desde la primera vez que se encuentran en el mismo. Sucede lo mismo con los pequeños lemmings; se transmite un recorrido que no puede ser variado, un circuito mental que al sufrir alguna variación no le da tiempo al animalito para buscar otra salida.
Al ser humano le sucede algo parecido, es víctima y esclavo de una educación que anula el espíritu crítico y que transmite consignas a modo de verdades monolíticas, reforzadas constantemente por unos medios de comunicación pertenecientes a grandes corporaciones con enormes intereses vinculados a todos los aspectos de nuestra existencia, alimentación, energía, vestimenta, inquietudes culturales... y que, evidentemente, intentan hacer valer su poder para conducir nuestras decisiones hacia sus arcas
Tomadas las instituciones representativas por parte de los siervos del sistema, pervertido y vaciado completamente el sentido de la democracia hasta el extremo de haberlo simplificado a la mera introducción, cada cuatro años, de las papeletas en las urnas y habiendo creado un mundo en el que pretenden que la realización personal solo se pueda alcanzar acumulando "cosas", nos vemos inmersos una sociedad de humanoslemings, que son incapaces de detenerse un momento en su alocada carrera para mirar, ver, reubicarse y reflexionar acerca de que camino debe tomar.
Pero no solo esta sufriendo el efecto leming el individuo, es la sociedad entera, el colectivo, el que ha aceptado como única verdad el capitalismo, que mientras tuvo un enemigo con el que competir mostró su cara más amable y redistributiva, creando el estado del bienestar como un escaparate con el que embaucar a todos, eliminado el enemigo se transformó radicalmente a su forma neoliberal que exige rentabilidades inverosímiles, que exprime estados, ciudadanos y recursos naturales hasta dejarlos exangües.
Una carrera absurda hacia el abismo de las carencias, de las desigualdades, del cambio climático, del agotamiento de los recursos naturales. A pesar de que el ser humano no es un diminuto y básico roedor, con nula capacidad para interpretar los peligros del camino, no da muestras de sus capacidades críticas y creativas, continuando su alocada carrera lemingcapitalista sin percibir las enormes posibilidades que como individuo y como sociedad tiene a su disposición.
Nos vemos en Madrid el día 24 de julio.
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