No, no me ha caído ningún meteorito en la cabeza, ni tampoco he abusado del "Pago de los Balagueses" durante la comida, otro tipo de sustancias ya sabéis que no consumo y hoy, a pesar del agobiante calor, tampoco es que le haya dado mucho el sol a mi reluciente calva.
Mi conocida aversión hacia ese ser mostachudo y prepotente se mantiene tan viva como siempre. No puede ser de otra manera después de esa dilatada trayectoria trufada de desmanes y atropellos de toda índole. De todos modos, como soy una persona ecuánime, cuando hay que agradecerle algo a alguien se lo agradezco.